Este artículo consta de II partes. Pertenece a la sección diaria del CVC (Centro Virtual Cervantes).
Los tiempos cambian, y el lenguaje también. Tradicionalmente, cuando un alumno era indisciplinado, se decía que lo mejor para corregirlo era la mano dura; contra la delincuencia, mano dura. Hoy, particularmente en boca de comunicadores sociales, queda más fino —y quizás más políticamente correcto— dejar la mano dura y acudir a la tolerancia cero. Como suele ocurrir, el término y el concepto nos llegan del otro lado del Atlántico (Estados Unidos): zero tolerance. Poca imaginación traductora le echaron los importadores de la expresión, pues se conformaron con cambiar el orden de sus componentes, y crear tolerancia cero.
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