La Casa de las Gallinas perteneció a la realeza nazarí granadina, teniendo categoría de casa fuerte con carácter palaciego. Por ello, los Reyes Católicos adquirieron sus propiedades tras la conquista de la ciudad de Granada, incorporándola a la Alcaidía de la Alhambra. Hasta el siglo XIX siguió perteneciendo al Patrimonio Real, siendo durante mucho tiempo celosamente guardada por la Corona española, lo que no impidió que sus propiedades acabaran finalmente en manos de particulares. Hasta tal punto llegó a ser descuidada su enajenación que, a lo largo del siglo XX, la ubicación exacta de sus restos arqueológicos fue cayendo en el olvido. El análisis detallado de los testimonios gráficos y documentales que de ella se han conservado, nos permitió localizar in extremis su emplazamiento.
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