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El procomún es una nueva manera de expresar una idea muy antigua: algunos bienes son de todos y de nadie. En conjunto forman una comunidad de recursos que debe ser activamente protegida y legada a las generaciones futuras.
Está constituido por los dones de la naturaleza que hemos heredado, como el aire, la biodiversidad, la luz del Sol, la polinización o los fondos oceánicos. También está conformado por los bienes que hemos creado conjuntamente, como la lengua, el folclore, la ciencia, la gastronomía, las calles o el paisaje. Sin ellos, la vida simplemente no es posible.
Defender el procomún supone un inmenso reto político, dada la constitución plural y la escala planetaria que a veces tiene este patrimonio. Gestionarlo bien no es asunto menor e implica reconocer su naturaleza profundamente tecnológica
pues, si por una parte, son las tecnologías las que pueden convertir un bien común en un recurso económico, no es menos cierto que, por la otra, sólo podremos proteger estos bienes si somos capaces de definir reglas que
impidan los abusos o de profundizar en su conocimiento, para así anticipar los riesgos potenciales derivados de su abuso.
El Laboratorio del Procomún pretende ser el lugar donde todos estos nuevos objetos que pueblan nuestro imaginario ciudadano adquierán la visibilidad política que merecen. Son fenómenos como las vacas locas, los gases de efecto invernadero, el calentamiento global, las células madre, el
span, o los campos electromagnéticos. En el Laboratorio se debatirán con
pluralidad de enfoques, buscando consensos orientados a la viabilidad del sistema de gobernanza. |
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