La incorporación masiva de las mujeres al mundo laboral y, en concreto, su notable presencia en el ámbito sanitario y cada vez más también como médicos, pone de relieve la concurrencia del género como variable necesaria para la interpretación de las
diferencias en la práctica asistencial de estos profesionales. Son múltiples los estudios que han tratado de analizar dichas diferencias, señalando, por lo general, que ellas, las médico, mantienen de forma habitual consultas más largas, dan mayor importancia a la comunicación médico-paciente sobre la base de aspectos interpersonales y emocionales, informan más, y, en general, mantienen una relación más asertiva. Por tanto, parece un hecho contrastado por la literatura la existencia de diferencias significativas en la práctica de la profesión de médico entre hombres y mujeres, pero ¿influyen estas diferencias en el nivel de satisfacción de los usuarios con los servicios sanitarios públicos que se les ofrecen?
El análisis de la satisfacción del usuario es de gran importancia para el conocimiento y gestión de un servicio, en este caso sanitario, básicamente por la estrecha y confirmada relación existente entre ésta y la calidad del servicio. Además dicha estrategia de gestión de los servicios públicos implica una concepción de los
usuarios como parte activa y central tanto en la definición, como implementación y
evaluación de las políticas públicas, que es de suma importancia para su correcto
análisis.
Con el objetivo de contestar empíricamente a la cuestión anteriormente enunciada, a saber, si el sexo del médico tiene influencia en la satisfacción global con el
servicio sanitario, en este caso en el ámbito de la atención primaria, o en alguna de sus dimensiones más relevantes, se analizan los datos referentes al estudio de atención primaria del año 2005, en que se ha entrevistado a 22.594 personas en 552 consultorios locales, 92 consultorios auxiliares y 369 centros de salud. La entrevista se realizó de forma presencial, con selección aleatoria de los individuos a la salida de los centros, una vez finalizada la visita al médico o pediatra. Se obtuvo una muestra para un error máximo a priori de ± 1% para Andalucía. En concreto se han realizado análisis bivariados entre una serie de indicadores
de satisfacción y la variable “sexo del médico” para, posteriormente realizar un análisis de la varianza mediante un modelo general lineal univariante: tomando como variable dependiente la satisfacción global del individuo, como covariables los indicadores de satisfacción parcial con diferentes aspectos del servicio recibido, y como variables independientes las características sociodemográficas del individuo y las características del sistema sanitario, entre estas últimas, el sexo del prestador del servicio (médico de cabecera o pediatra).
Queremos agradecer al Ministerio de Educación y Ciencia español, Plan Nacional I+D+I (SEJ2005-06099) el apoyo financiero a este proyecto.