Tras más de 25 años de experiencia de la biotecnología basada en la nueva biología –ingeniería genética- en el mundo, la mayor parte de la comunidad científica mundial considera que estas tecnologías son seguras, ya que no se han detectado
problemas o accidentes de importancia. Sin embargo, el miedo no ha sido eliminado
totalmente de la sociedad, y el debate público y la crítica biotecnológica continúan preocupando a la sociedad. Pese a que ningún accidente o efecto dañino sobre la salud o el medio ambiente cuya causa fuera la ingeniería genética ha sido aún demostrado, la sensación de riesgos
futuros para el medio ambiente e incluso la salud sigue presente en la sociedad. Por ello, la gestión y comunicación del riesgo con sólidas pruebas científicas, el saber transmitir a los destinatarios de la información las incertidumbres existentes en el tema de ciencia y tecnología sin provocar alarma social ni confianza ciega en los usos que se pueda dar a cierto avance, ha pasado a ocupar un lugar preeminente en la controversia. En general,
los actores sociales suelen preferir mensajes contundentes, que se les diga si algo es bueno o malo, pero la realidad no suele ser así. Por el contrario, es difícil hacerse a la idea de que determinado avance científico o tecnológico no es intrínsecamente ni bueno ni malo, sino que depende del uso que se haga del mismo.
La realización de este trabajo ha sido posible gracias a la financiación del Plan
Nacional de ID del proyecto BIO 2000-0167-P4-03, desarrollado por el Grupo Ciencia, Tecnología y Sociedad de la Unidad de Políticas Comparadas del CSIC, bajo la dirección de Emilio Muñoz Ruiz.